Nuestra historia
Aquí está de la historia de nuestro grupo scout 362 Tierra del Fuego…
Todo empezó cerca del año 1976, durante un campamento de verano del grupo scout Hespérides. Mientras los Rovers estábamos haciendo patrulla de servicio empezó a surgir en nuestras mentes la idea de fundar un nuevo grupo scout, independiente, con ideas renovadoras, lejos de la tradición scout arraigada a la política de la época.
El distrito Arganzuela nos acogió con gran entusiasmo, cuando por aquel entonces todavía éramos jóvenes sin demasiada experiencia. Con mucho esfuerzo en 1976, por fin fundamos nuestro grupo. ¡Pero no penséis que era tal y como lo conocéis ahora! Por aquel entonces decidimos llamarnos grupo Filadelfia. ¡He de decir, que este nombre no duró demasiado! Al poco tiempo, pasamos a llamarnos Grupo Scout Escocia donde después de debatirlo intensamente, elegimos nuestra pañoleta de cuadros escoceses, marrones y rojos, que sería nuestra seña de identidad durante los primeros años.
Fue en 1977 cuando el grupo cambió el nombre por Tierra del Fuego, nombre de las vastas tierras al sur del continente americano, que Magallanes nombró tras su temeraria travesía, por el frecuente avistamiento de hogueras que ardían sin descanso. Llama que todavía arde y nos guía en nuestra labor social. Además la Tierra del Fuego siempre ha representado nuestro grupo, por ser un lugar singular, difícil y hostil.
Por aquel entonces nuestro grupo pertenecía a los Scouts de Baden-Powell, asociación educativa que seguía el método scout tradicionalista, pero incorporando nuevos métodos pedagógicos. Sin embargo, las secciones se dividían por género. La manada estaba dividida en lobatos y alitas, y la sección scout en troperos y guías. Además cada sección tenía un color de pañoleta diferente. En ese momento, nuestro local tenía sede en la Parroquia San Basilio, en la calle Fernando de Poo, donde cada sábado una oleada multicolor inundaba sus salones.
Dos años más tarde, optamos por personificar este cambio modificando nuestra pañoleta: rojo por el fuego ardiente y negro por la tierra quemada. A partir de este momento, en plena transición democrática, la ejecutiva de Scouts Badem Powell nos tachó de anarquistas debido a los colores de nuestra pañoleta. Quizás por simbolismo, quizás por rebeldía, decidimos mantener nuestros colores y trazar un nuevo camino, que significaría uno de los pasos más importante de nuestra historia. Ingresamos en ASDE, un nuevo movimiento educativo basado en el escultismo, que representaría a la gran mayoría de scouts de nuestro país.
Al principio de los años 80 tuvimos que irnos del local de San Basilio por desavenencias con la parroquia que nos imponían profesar la religión cristiana. Sin embargo nuestra asociación siempre se ha mantenido aconfesional, abiertos y tolerantes a las diferentes religiones que practiquen nuestros jóvenes, así como a la práctica de ninguna. De esta forma comenzaron una serie de años duros para el grupo, donde los padres se ofrecieron a guardar en sus propias casas el material de campamento. Durante dos años, la ilusión anduvo errante. Resintiéndose la participación juvenil por falta de un local fijo y siendo frecuentemente el parque de Arganzuela, el punto de encuentro de un grupo nómada.
Por fin en 1981, empezamos a pasar cuotas a los padres y alquilamos un piso en la calle Antonio López, cerca de Marqués de Vadillo. Al poco tiempo tuvimos que irnos del local, debido que la policía desactivó un comando de ETA al lado nuestro. Por ello nos trasladamos a un local que se encontraba en el Paseo de Chopera, en un tercer piso muy pequeño en el que apenas cabíamos los miembros en sus dos habitaciones, sin embargo sabíamos que se trataba de un emplazamiento pasajero, hasta que encontrásemos una sede mejor.
A pesar de ello, no nos fuimos muy lejos ya que encontramos un local bajo en el número 53 de la misma calle. Por esta época, empezamos a participar en el Festival de la Canción de Scouts de Madrid donde cada grupo, componía y cantaba una canción relacionada con la vida scout.
Más tarde, como consecuencia de la demanda juvenil del barrio nos vimos en la necesidad de cambiar nuevamente de local. Esta vez nos instalamos en un bajo en la calle Divino Vallés esquina Delicias, donde realizamos la obra de adaptación y separación de las secciones. Durante esta época los campamentos se realizaron por el norte de la península y en 1988 cada sección hizo su propio campamento de verano, yéndose el Clan a Bélgica. Además se llevaron a cabo campamentos en centros internacionales scouts, como Gilwell Park en Londres y Caparica en Portugal. De esta forma el 362 recorría mundo y dejaba huella allá donde iba. No obstante, nos vimos obligados a cambiar por sexta vez de local. Esta vez, por la ausencia de zonas verdes cercanas y las quejas de la comunidad de vecinos.
¡Y por fin llegamos a la calle arquitectura! Situados en el mismo corazón del distrito, encontramos el sitio perfecto rodeado de parques y bien comunicado, incluso para grandes distancias. Provisto de gran cantidad de niños y jóvenes de diferentes nacionalidades que enriquecen al grupo con una gran diversidad cultural. Se aprovechó el cierre de una conocida sala de recreativos, en el barrio de los años 90, para reconvertirlo en nuestra sede scout a partir de 1995. Le hicimos un lavado de cara y lo acomodamos a nuestras secciones, ambientando y decorando cada una de las nuevas salas con su marco simbólico educativo. Durante estos años en él, lo hemos ido arreglando y mejorando paulatinamente.
En el año 2000, para no perder nuestra tradición volvimos a Gilwell Park en el campamento de verano, y en 2009 retornamos a Caparica. Durante el año 2007, el grupo Scout San Amaro 139, un grupo del distrito Tetuán con la pañoleta granate, tenía muy pocos scouters y muy pocos niños. Debido a esto, El Tierra del Fuego y el San Amaro intentaron fusionarse. Por aquel entonces el Tierra del Fuego tenía muy pocos chavales y se propuso que el nuevo grupo se llamase 139 Tierra del Fuego, donde el rojo de la pañoleta se cambiase por el granate. Sin embargo la distancia entre los dos grupos dificultaba esta situación, pero al final los pocos integrantes del San Amaro decidieron formar parte de la familia del 362.
Y este es el grupo Tierra del Fuego, un grupo con pasado, historia y leyenda… un grupo con ambiciones, compromiso, libertad y servicio… un grupo con valores, respeto y participación.
Nosotros somos 362… Buena caza y largas lunas.